lunes, diciembre 17, 2007

 

Gracias por fortalecer mi fe en Dios...

Fue un sentimiento indescriptible al verla nuevamente después de algunos años. Fui agradecerla por escucharme siempre, por estar ahí todos los días, por iluminar mi camino cada vez que viajo por algún motivo y, sobre todo, fui agradecerla por permitir estar junto a mi familia en fechas como ésta: de paz, amor y solidaridad. Gracias por todo VIRGENCITA DE LA PUERTA, por fortalecer mi fe en Dios… Gracias!!!

Una emoción enorme fue aquel día que partimos a Otuzco. En esta oportunidad me acompañó mi madre, mi hermana, su esposo y mi sobrina. Llegamos poco más de las 10 de la noche del viernes 14, un mar humano copaban las calles y el sonido de los grupos de cumbia se alistaban a prolongar la fiesta esa noche.
Lo primero que hicimos fue buscar hospedaje. El intenso frío nos obligaba a recorrer las calles tocando varias puertas a ver si alguna se abría para descansar. Después de varios minutos, una amable señora del jirón Lima nos atendió en su vivienda que se hallaba en refacción. “Aquí pueden quedarse, si desean”, nos dijo. Nosotros encantados aceptamos.
Nos instalamos, dejamos las cosas y salimos a cenar. A esa hora (11:30 pm) la Plaza de Armas estaba repleta de gente, no se podía caminar. Más de medio centenar de castillos por todo el perímetro, globos aerostáticos iluminaban el cielo y las notas de bandas musicales amenizaban la “noche buena".
Luego de apreciar la quema de castillos ingresamos a la iglesia. La multitud se apoderó de los pasadizos, velas por todas partes, gente durmiendo cubierta con frazadas, bancas llenas y una inmensa fila de varias cuadras esperaban su turno para ingresaban al altar adorar a la “mamita”. Rostros de esperanza de estar junto a ella, de venerarla y agradecerla por algún milagro concedido.
Oramos hasta las 3 de la mañana, luego fuimos a descansar para regresar en unas horas. A las 9 de la mañana nuevamente regresamos a la plaza, desayunamos y nos unimos a la cola para venerar a la virgen. Eran las 10 de la mañana y cuando habíamos permanecido unas cinco horas en la fila y a pocos metros de ingresar, comunicaron que nadie más pasaba. La virgen estaba lista para salir en procesión. Al igual que nosotros, mucha gente se quedó afuera.
Nos permitieron el acceso a la misa. Ahí estaba ella, lista para descender a su trono y empezar a recorrer las calles derramando su bendición. Negritos, gitanos y miles de devotos aplaudían su presencia. COMO NO CREER EN DIOS, tema del puertorriqueño Germán Vélez, conocido artísticamente como WILKINS, entonó la banda a cada instante a la salida de la iglesia..
La imagen de la virgen se desplazaba por las principales calles de Otuzco, siempre acompañada por miles de fieles. Un gran número de personas llegaban y otros, como nosotros, teníamos que partir.
Cerca de las 7 de la noche del sábado 15, logramos abordar bus de regreso a Trujillo, después de una inmensa cola. Regresamos con la misma emoción, fortalecidos de fe en Dios, y con la misma devoción a la virgencita a quien pedimos nos siga dando su bendición.

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