lunes, agosto 13, 2007
Seamos felices
Por: Luís Padilla Malca
El fútbol es fantasía. Es como un programa de dibujos animados para grandes, decía Oswaldo Soriano en uno de sus libros. La misma fantasía nos ha regalado la UTC, que nos ilusiona con el camino que ha vuelto a andar. Tras la euforia del partido con Vallejo, los pensamientos vuelan otra vez a las matemáticas, y nos damos cuenta que Minero está a tan solo un partido y un empate. Tan cerca.
Y entonces, la fantasía vuelve a nosotros y conversamos en la charla del lunes que hay que tomar las cosas con calma, que faltan tres puntos de los nueve que se han presupuestado como nuestros, y de ahí a caminar con mucho cuidado. De los rivales, de las decisiones de oficina que a veces matan al fútbol, pero, sobre todo, de nuestra propia soberbia.
No se ha ganado absolutamente nada derrotando al Vallejo, no se ha ganado nada, al menos en lo deportivo. Pero se ha ganado en actitud y, gracias a Dios, el viejo UTC que salía al campo dudando de la fantasía que nos podía regalar, parece haberse quemado en la hoguera del pasado para dar paso a este “Gavilán” imbatible en casa que imitando al ave fénix, renace, guapea y gana.
Queda una etapa dura en donde se jugarán largas jornadas de visitante. Entonces, hay que poner la cabeza fría que afortunadamente ha tenido el equipo durante los últimos días. Cabeza fría, sí, pero corazón caliente para luchar hasta el final, porque no hay nada peor que mirar como termina el campeonato sin que se tenga razón alguna para luchar, para salir al verde con ánimo de llevarse al mundo por encima.
Y si no se puede, que el esfuerzo desplegado a lo largo del año permita, a la hora de entregar el balance final a los dirigentes, hinchas y uno mismo, apoyar la cabeza en la almohada con la convicción que se entregó todo por una camiseta que se sintió y defendió como si fuera la última oportunidad de ser felices. El camino está trazado, ayudémonos a ser felices entonces.
El fútbol es fantasía. Es como un programa de dibujos animados para grandes, decía Oswaldo Soriano en uno de sus libros. La misma fantasía nos ha regalado la UTC, que nos ilusiona con el camino que ha vuelto a andar. Tras la euforia del partido con Vallejo, los pensamientos vuelan otra vez a las matemáticas, y nos damos cuenta que Minero está a tan solo un partido y un empate. Tan cerca.
Y entonces, la fantasía vuelve a nosotros y conversamos en la charla del lunes que hay que tomar las cosas con calma, que faltan tres puntos de los nueve que se han presupuestado como nuestros, y de ahí a caminar con mucho cuidado. De los rivales, de las decisiones de oficina que a veces matan al fútbol, pero, sobre todo, de nuestra propia soberbia.
No se ha ganado absolutamente nada derrotando al Vallejo, no se ha ganado nada, al menos en lo deportivo. Pero se ha ganado en actitud y, gracias a Dios, el viejo UTC que salía al campo dudando de la fantasía que nos podía regalar, parece haberse quemado en la hoguera del pasado para dar paso a este “Gavilán” imbatible en casa que imitando al ave fénix, renace, guapea y gana.
Queda una etapa dura en donde se jugarán largas jornadas de visitante. Entonces, hay que poner la cabeza fría que afortunadamente ha tenido el equipo durante los últimos días. Cabeza fría, sí, pero corazón caliente para luchar hasta el final, porque no hay nada peor que mirar como termina el campeonato sin que se tenga razón alguna para luchar, para salir al verde con ánimo de llevarse al mundo por encima.
Y si no se puede, que el esfuerzo desplegado a lo largo del año permita, a la hora de entregar el balance final a los dirigentes, hinchas y uno mismo, apoyar la cabeza en la almohada con la convicción que se entregó todo por una camiseta que se sintió y defendió como si fuera la última oportunidad de ser felices. El camino está trazado, ayudémonos a ser felices entonces.