domingo, octubre 22, 2006
DON VALENTIN: El buen ejemplo nunca muere
Por: Eduard Lozano
Lo conocí personalmente en 1999, ingresó a la cabina de radio Líder (Jirón Huanuco 2361), donde laboraba como subdirector del noticiero. Era época de elecciones y lo vi con esa sonrisa inacabable. Sí, esa misma sonrisa genuina con que aparecía en la pantalla de la televisión cuando insinuaba una broma, esa misma sonrisa con que recibía o trataba desde el más alto personaje político hasta el más humilde ciudadano, era un señor que siempre se mostró tal cual, así era don Valentin Paniagua.
Soy sincero, era el primer candidato presidencial que entrevistaba, eran mis primeros pasos en el periodismo y tenerlo al frente me motivó, pero, a la vez, sentí que no sabía cómo empezar la entrevista. Me dio la impresión que de eso se percató el Doctor y me empezó a conversar antes de salir al aire, sabía que necesita su confianza para iniciar el diálogo y así ocurrió, inclusive terminé gastándome una broma cuando le pregunté si era propietario de la Curazao (tienda de electrodomésticos), me miró y sonriendo me respondió: “no hijo, ni siquiera conozco a los dueños”.
Así era don Valentín, un hombre leal que asumió el control de Acción Popular tras la muerte de don Fernando Belaunde, hace unos años, condujo con hidalguía el partido de la palana, sacando a flote su fortaleza de demócrata. Con un lenguaje no tan florido, hablaba con mucha pasión, con ese entusiasmo que, estoy seguro, muchos desean percibir.
Dios nos bendijo al tenerlo como presidente constitucional, después de la difícil situación en que vivió nuestro país con la dupla Fujimori – Montesinos, eran tiempos deprimentes donde la democracia agonizaba y los valores ciudadanos era demolida por la dictadura.
En esa etapa de transición, Paniagua demostró con creces el reflejo de un verdadero político, tenaz, concertador, solidario y, sobre todo, HONESTO. Cumplió la vocación de servicio y hasta cierto punto, refutó aquella frase de Aristóteles al señalar que el fin de la política no es el conocimiento sino la acción. En eso, el maestro dio ejemplo porque llevó de la mano el conocimiento y la acción, con una política sana y activa orientada a los más necesitados.
En su corta gestión, el Perú retomó el sendero de la democracia, no fue fácil, era una tarea bastante complicada pero, bastaba poner mucho esfuerzo, dedicación y decencia; esta ultima palabra parecía haberse perdido el país.
La impresionante aceptación que obtuvo don Valentín en su gobierno de transición, lo llevó a postular una vez más, pero, los resultados le fueron adversos. En la ultima elección presidencial, lo volví a encontrar y recordé aquel semblante con el que lo conocí hace siete años, no había cambiado, era el mismo, con igual trato para todos, con un gran corazón. Lamentablemente, ese corazón dejó de latir y apagó la vida de un ilustre ciudadano que será recordado siempre.
Es verdad que físicamente ya no estará entre nosotros, pero su obra y ejemplo perdurará. ¡¡¡Hasta pronto don Valentín... y gracias por todo lo que hizo por el Perú!!!!!
Lo conocí personalmente en 1999, ingresó a la cabina de radio Líder (Jirón Huanuco 2361), donde laboraba como subdirector del noticiero. Era época de elecciones y lo vi con esa sonrisa inacabable. Sí, esa misma sonrisa genuina con que aparecía en la pantalla de la televisión cuando insinuaba una broma, esa misma sonrisa con que recibía o trataba desde el más alto personaje político hasta el más humilde ciudadano, era un señor que siempre se mostró tal cual, así era don Valentin Paniagua.
Soy sincero, era el primer candidato presidencial que entrevistaba, eran mis primeros pasos en el periodismo y tenerlo al frente me motivó, pero, a la vez, sentí que no sabía cómo empezar la entrevista. Me dio la impresión que de eso se percató el Doctor y me empezó a conversar antes de salir al aire, sabía que necesita su confianza para iniciar el diálogo y así ocurrió, inclusive terminé gastándome una broma cuando le pregunté si era propietario de la Curazao (tienda de electrodomésticos), me miró y sonriendo me respondió: “no hijo, ni siquiera conozco a los dueños”.
Así era don Valentín, un hombre leal que asumió el control de Acción Popular tras la muerte de don Fernando Belaunde, hace unos años, condujo con hidalguía el partido de la palana, sacando a flote su fortaleza de demócrata. Con un lenguaje no tan florido, hablaba con mucha pasión, con ese entusiasmo que, estoy seguro, muchos desean percibir.
Dios nos bendijo al tenerlo como presidente constitucional, después de la difícil situación en que vivió nuestro país con la dupla Fujimori – Montesinos, eran tiempos deprimentes donde la democracia agonizaba y los valores ciudadanos era demolida por la dictadura.
En esa etapa de transición, Paniagua demostró con creces el reflejo de un verdadero político, tenaz, concertador, solidario y, sobre todo, HONESTO. Cumplió la vocación de servicio y hasta cierto punto, refutó aquella frase de Aristóteles al señalar que el fin de la política no es el conocimiento sino la acción. En eso, el maestro dio ejemplo porque llevó de la mano el conocimiento y la acción, con una política sana y activa orientada a los más necesitados.
En su corta gestión, el Perú retomó el sendero de la democracia, no fue fácil, era una tarea bastante complicada pero, bastaba poner mucho esfuerzo, dedicación y decencia; esta ultima palabra parecía haberse perdido el país.
La impresionante aceptación que obtuvo don Valentín en su gobierno de transición, lo llevó a postular una vez más, pero, los resultados le fueron adversos. En la ultima elección presidencial, lo volví a encontrar y recordé aquel semblante con el que lo conocí hace siete años, no había cambiado, era el mismo, con igual trato para todos, con un gran corazón. Lamentablemente, ese corazón dejó de latir y apagó la vida de un ilustre ciudadano que será recordado siempre.
Es verdad que físicamente ya no estará entre nosotros, pero su obra y ejemplo perdurará. ¡¡¡Hasta pronto don Valentín... y gracias por todo lo que hizo por el Perú!!!!!